La hermana Jeanny Salazar nació en Ambato el 4 de Julio de 1947.
Mujer de Dios, cuya fortaleza fue el servicio a los demás son condiciones, y la entrega total al Señor, misión que se proyectara conjuntamente con su esposo Don Lenin Carrillo, algunos laicos y Sacerdotes comprometidos con la obra de Dios crean el Grupo de Oración Católico Carismático “Fuente de Agua Viva”, y el Espíritu Santo se derrama en ella otorgándole sus dones y carismas para el servicio de los hermanos y la edificación de la iglesia.
Por naturaleza supo vivir la gracia que le encomendó el Señor, con una determinante: rectitud, bondad, amor al prójimo, generosidad, emprendimiento, abandono a si misma que son el fundamento para una nueva esperanza.
La Hermana Jeanny como fiel servidora del Señor, trabajo sin descanso dando lo mejor de ella para integrar, corregir, guiar, y orientar a todos los miembros del grupo. Es de resaltar que no conocía horario alguno, sino que estaba dispuesta siempre desde la aurora hasta el ocaso del día para atender y entregarse en totalidad al Señor en sus hermanos.
Su vida espiritual en el Grupo Fuente de Agua Viva fue muy solicita y fecunda supo llegar a cada lugar y a las distintas personas sin distingo, iluminada siempre por la fuerza y el poder del Espíritu santo, en ella se veía la acción del Paráclito, que mueve el corazón humano y determina a la persona para que viva en una frecuente oración y acción de gracias.
Hablar de la vida de la Hermana Jeanny sería escribir numerosas páginas de bellas anécdotas, experiencias humanas y sobre todo historias divinas del amor incondicional que Dios le manifestaba y que a su vez con corazón abierto ella sabia responder. Ese donarse lo podemos comprender hoy en aquello que es divino, pero sobre todo en el mismo misterio de nuestra Señora del Fiat que determino en ella lo que guardaba en su corazón y hasta donde debía ir con su abnegado servicio.
En el alba del 5 de junio mes del Sagrado Corazón de Jesús el señor la encontró como la espiga fecunda que da el ciento por uno, así la llamo, sellando el pacto de amor eterno, que lo que viene de Dios a Dios debe volver. Hoy tenemos la certeza de que ella goza de las moradas del Amado, supo vivir el cielo en la tierra e igualmente cuando nos congregaba nos hizo vivir también momentos de cielo en el Grupo de Oración.
Hermana Jeanny vive en nuestro corazón y en nuestras mentes, porque donde existe el Espíritu y verdad, nunca morirá el gozo eterno de quien supo impregnar con su sello de amor lo que significa la Fuente de Agua Viva.
Por: Magdalena Álvarez